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La baja estatura y la longevidad tienen una conexión directa, al menos entre los hombres japoneses, según una investigación basada en el Programa de Corazón de Kuakini Honolulu (HHP) y el Estudio de Envejecimiento en Asia (HAAS).
Los varones más bajos son más propensos a contar con más protección del gen de la longevidad –FOXO3–, el cual produce una tendencia a desarrollar un cuerpo más reducido durante la época de crecimiento. Los bajitos también tienen niveles más bajos de insulina y menor propensión a sufrir cáncer.