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“La gente que se considera antitaurina me han motivado a escribir a favor no del torero, si no del hombre que acaba de perder la vida y que ha dejado en su familia un vacio sin duda irreparable”
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Fotografia: Mario Cesar Macias

“La gente que se considera antitaurina me han motivado a escribir a favor no del torero, si no del hombre que acaba de perder la vida y que ha dejado en su familia un vacio sin duda irreparable”

La vida se abarata y el morbo encarece.

Hoy despertamos con la trágica noticia del fallecimiento del torero hidrocálido José María Luévano, un percance automovilístico le arrebató la vida al destacado aguascalentense.

Hasta aquí pareciera que solo hay una nota más para los encabezados amarillistas que invaden los cruceros, sin embargo las reacciones de la gente que se considera antitaurina me han motivado a escribir a favor no del torero, si no del hombre que acaba de perder la vida y que ha dejado en su familia un vacio sin duda irreparable.

Nunca he sido participe de lo que denominan fiesta taurina, ni siquiera me desgasto en debatir con los amantes que interpretan una matanza como arte, es como hablar con un sacerdote de religión o pelear con tu mamá cuando criticas las novelas, no es una cuestión racional desde mi punto de vista incentivar un espectáculo cruel; ese es el adjetivo, un festín a la crueldad en contra de los animales, no me importa si se extinguen los toros de lidia, después de todo estamos acabando con otras especies y nadie levanta un dedo, ese argumento falaz es como decir que criaremos a todos los leones del mundo en zoológico para frenar su extinción, la verdad es que las especies se han extinguido desde siempre, no veo por que aferrarse a mantener a esta.

Si hasta este momento de la lectura te hierven las tripas y estas ansioso por recriminar al autor por haber criticado las corridas, la verdad es algo que en esta ocasión no importa, no soy conocedor del tema y si expuse mi ignorancia es solo para demostrar que todos tenemos plena liberta de expresarnos a favor o en contra de una practica.

Lo que me parece reprobable es usar dicha libertad en un despliegue de indiferencia, insensibilidad y falta de respeto a la familia del torero, la reacción aberrante de personas que detestan las corridas y se han expresado en medios electrónicos en tono de celebración y fiesta debido a la muerte del hidrocálido, con frases como “un torero por miles de toros” o “no pudo torear el tráiler” son sin duda lamentables.

Es preocupante tal nivel de abaratamiento de la vida de una persona, independientemente de si era torero o no, el punto es que era una vida y merece respeto, a su manera fue un hombre destacado y habrá quien lo recuerde por siempre como uno de los grandes; gran torero o gran asesino de animales, la valoración la hacen ustedes, lo que ninguna persona puede hacer es alegrase por el fatal suceso.

Es pues este, un llamado a la prudencia, a la solidaridad con el dolor de la familia pero sobre todo un exhorto a rescatar en nosotros la sensibilidad y dejar de hacer costumbre la celebración de los encabezados fatídicos y sangrientos.