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Donald Trump no creyó jamás que fuese a ganar las elecciones. Y cuando lo hizo, se quedó helado como un fantasma. Un estupor del que, una vez investido presidente, pareció seguir preso: no procesaba información, no leía y ni siquiera ojeaba los informes. Era un “niño grande” que abroncaba al servicio por tocar su cepillo de dientes y se quedaba paralizado ante asuntos complejos. La incendiaria descripción corresponde a un libro que, pese a las presiones del presidente para evitarlo, la editorial ha decidido adelantar su publicación a este viernes y cuyos detalles de caos e infantilismo han desatado una espectacular tormenta. Trump niega furiosamente su contenido, pero ante el mundo ha vuelto a emerger la imagen de un presidente caótico y bufón que gobierna por impulsos
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