``` `
Unas horas después de los aberrantes ataques en París, lo que más me impresionó aquí en México fue el alma inmisericorde de no pocos sujetos en las redes sociales, sobre todo en Twitter y Facebook: fustigaban a quien mostrara pesar por la masacre parisina. Son, para decirlo rotundamente, la muestra más nítida del perfecto imbécil mexicano. Es una vergüenza tener como compatriotas a esas mujeres y hombres de esencia primitiva. Están en su derecho de comportarse rupestremente, pero eso no los absuelve de tener un alma ruin. Hay que ser muy canalla para justificar (o peor, festejar) la carnicería de cientos de inocentes. Y lo que más pena me daba (pena ajena) era la ignorancia atroz que mostraban acerca del llamado Estado Islámico (EI), ese indefendible califato que enarbola la intolerancia religiosa más salvaje (como la que invocando a Dios hubo en Las Cruzadas) para descuartizar a tantos hombres y vejar a tantas mujeres en Oriente Medio.
...