Sin lugar a dudas, el dato de más impacto político y periodístico de la última encuesta GEA-ISA1 sobre gobernabilidad es la caída de 10 puntos porcentuales de la aprobación de la labor del presidente Enrique Peña Nieto, que se ubicó en 45 por ciento, contra 46 por ciento de desaprobación. Esto quiere decir, simple y llanamente, que se le acabó muy pronto la “luna de miel” con la opinión pública, si es que llegó a haberla, pues, al igual que en la encuesta de GEA-ISA de marzo pasado, detrás de esos bajos niveles de respaldo social al Ejecutivo federal (presentes ya desde hace tres meses) está un escepticismo o una visión menos ingenua —desde mi punto de vista muy sana— de los ciudadanos con respecto a las promesas hechas por sus gobernantes.