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Los jugadores de los principales equipos brasileños han transformado sus camisetas en banderas políticas. En las últimas semanas, antes de los partidos del Campeonato Brasileño, han convertido las canchas en púlpitos donde se abrazan, exhiben pancartas y se cruzan de brazos durante algunos instantes, con el balón ya en juego. El pasado día 13, durante el encuentro entre Flamengo y São Paulo, dueños de la primera y de la tercera mayores aficiones del fútbol brasileño, los dos equipos atrasaron un minuto el inicio del juego con pases de balón amistosos entre rivales. Entre los días 24 y 25 de noviembre, durante encuentros importantes como el que hubo entre el São Paulo y el Botafogo, los jugadores llegaron incluso a arrodillarse. Otros se sientan directamente sobre el césped. El objetivo es llamar la atención de la afición acerca de un calendario de encuentros que creen abusivo y excesivamente cargado.
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