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En 1993, un fuerte movimiento de policías capitalinos exigia que se rompiera el control de la Hermandad de la policía del DF (sí, es la misma que tiene buena parte del control aún hoy). Para esos días Manuel Camacho era jefe del DDF y su hombre más cercano y secretario general de Gobierno, Marcelo Ebrard. Hubo una manifestación de policías en el Zócalo, ambos a hablaron con ellos y la declaración de Camacho fue primera plana en todos los periódicos al día siguiente: “Si no reformo la policía en 100 días, renuncio”.