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La fragilidad de Nela Kuja Chumpi contrasta con las enormes paredes del Hospital público Arzobispo Loayza, en Lima. Tiene 30 años, pesa 33 kilos, acaban de diagnosticarle sida. Es tan delgada que con los dedos de una mano se puede rodear su tobillo. En marzo dejó su comunidad indígena de Achu, en la selva nororiental de Perú, porque los malestares no le permitían ni caminar. "Me cansaba mucho, mi cabello se caía, tenía diarreas, náuseas y me dolía el cuerpo", le dice en awajún a BBC Mundo.
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