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Existe una diferencia fisiológica hasta ahora desconocida entre hombres y mujeres: no disponen de pene, lo cual les da envidia, pero tienen receptores de rayos visuales en los glúteos. ¿Me baso solo en la inferencia? Muy al contrario, han sido horas de intensa experimentación. He podido comprobar que, solo con fijarme en el trasero de una mujer, esta indefectiblemente se da la vuelta y me pilla mirándola, generando una situación embarazosa subliminal, es decir, de esas que nadie dice nada pero te dejan ya marcado de por vida como pervertido.
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Filósofo pensando en la lista de la compra.

Filósofo pensando en la lista de la compra.

Ya en la Grecia clásica, algunos filósofos proponían una explicación cabal para la visión: los ojos emiten rayos y estos producen una imagen. Nuestros ojos son en definitiva grandes focos que emiten algún tipo de radiación. La misma circula por el éter y, tras rebotar en los objetos, forma una imagen.

Desgraciadamente esta Gran Verdad fue eclipsada por la absurda teoría de los fotones primero y de la luz ondulatoria más tarde. Finalmente fue enterrada en el olvido por el desarrollo de estas locas teorías a través de Einstein, Maxwell y sus seguidores.

Muchos han objetado torpemente como fallo de la teoría el hecho de que esos rayos desaparecen cuando llega la noche. Gran error. Los ojos ven que el sol se va y por tanto el cerebro apaga los rayos: es el momento de dormir y de esa manera el cerebro consigue que se haga la oscuridad. Es simple y llanamente lo propicio para pernoctar, pues a todo el mundo le molesta dormir con la habitación iluminada.

Alegoría de Edison engañando a la gente

Alegoría de Edison engañando a la gente

Otra objeción común es la luz eléctrica. La realidad es que el cerebro es lo suficientemente inteligente –fruto de la evolución- para saber que cuando se enciende la luz es porque se quiere ver algo. Por tanto reenciende los rayos hasta se que decide apagarla de nuevo. Las compañías eléctricas de hecho estafan a la población con un producto inútil que se podría suplir con un sonido de “click” parecido, por ejemplo una palmada. Como se ve en las películas, suelen hacerlo los norteamericanos que siempre son más avezados y pícaros para estas cosas.

En definitiva, lo que la ciencia oficial y manipuladora llama “fotón” no es algo que existe sin más con independencia de nuestro ser. Al contrario, es producto de nuestros ojos.

El único estado que se superpone al azar es la ebriedad

El único estado que se superpone al azar es la ebriedad

Schrödinger mete un gato en una caja con cianuro y un martillo. Nadie mira y nadie sabe nada, se pueden hacer apuestas sobre si está vivo o muerto. Cuando alguien mira se sabe, es tan lógico como eso: lo contrario sería equivalente a aceptar un órdago en el mus y no descubrir las cartas. No hay nada mágico ni misterioso, nadie piensa que en un juego de mus haya superposiciones de estados cuánticos pues sería una majadería.

Una vez desmontado el absurdo de la teoría fotónica-ondulatoria oficial, quiero explicar mi descubrimiento:

El cuerpo sigue sorprendiéndonos con sus misterios. Pocas personas saben, por ejemplo, que en los pulmones se alojan papilas gustativas similares a la de la lengua, si bien no están conectadas al sentido del gusto del cerebro.

Pues bien, existe una diferencia fisiológica hasta ahora desconocida entre hombres y mujeres: no disponen de pene, lo cual les da envidia, pero tienen receptores de rayos visuales en los glúteos.

¿Me baso solo en la inferencia? Muy al contrario, han sido horas de intensa experimentación. He podido comprobar que, solo con fijarme en el trasero de una mujer, esta indefectiblemente se da la vuelta y me pilla mirándola, generando una situación embarazosa subliminal, es decir, de esas que nadie dice nada pero te dejan ya marcado de por vida como pervertido.

Mujer girando la cabeza al sentirse observada por el lector

Mujer girando la cabeza al sentirse observada por el lector

Esto no obstante es anecdótico, lo realmente importante es que aunque se verifique que la sujeto de estudio no tiene su ángulo visual en absoluto dirigido hacia el varón, perciben sus rayos visuales.

He probado a mirar a sus cabezas intensamente, sin que hicieran ni caso. La mirada a la espalda con gran concentración mental producía resultados baldíos igualmente. Solo una breve mirada al trasero bastaba para que se girasen en ese momento, aunque se encontraran concentradas en otra conversación o cualquier actividad de otra índole. Por tanto, dichos fotoreceptores se hallan concentrados en los glúteos, y además su potencia es suficiente para captar los tenues rayos que son capaces de atravesar un tejido tan basto como el de unos vaqueros.

Sospecho también que los senos femeninos disponen de fotorreceptores, ya que en el 90% de las pruebas también era sorprendido mirando a los pechos y no a cualquier otro sitio, si bien en ese caso el ángulo visual de ella podría interferir en el experimento. Traté de colocarles unas orejeras como la de los burros, pero lo consideraron poco atento con su condición o bien perverso, por lo cual no pude repetir el experimento en condiciones óptimas.

Mujer observada con unos prismáticos en la carretera Burgos-Logroño

Mujer observada con unos prismáticos en la carretera Burgos-Logroño

Además, pude comprobar que la reacción es instantánea, incluso mirando a una sujeto a varios kilómetros con un catalejo, era capaz de sentir mi presencia y mirarme con unos prismáticos y cara de sonrisa despectiva.

Con ello termino de desmontar la teoría de la velocidad finita de la luz, y probablemente todas las incompatibilidades con la teoría cuántica: la probabilidad del suceso es siempre del 100%.