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No vivimos en un Estado de derecho, pero fingimos que sí. Si el hijo de un juez, o de un alto político, atropella a alguien, jamás pisará la cárcel, salvo en teoría. Si el presidente vive por un tiempo en la casa de un contratista al que su gobierno privilegió con miles de millones de pesos siendo gobernador del Estado de México, no pasa nada. Nombra a un amigo para que lo investigue y éste declara meses después que todo está en orden. El presidente exige una investigación y que se forme un panel de expertos para auditarla, pero el funcionario así instruido lo desobedece. Además, nos dice, de haberse encontrado alguna falta no habría sanción porque el presidente es inimputable, entonces ¿para qué la investigación? No se trata de buscar la verdad sino de simularla. Todo está en orden, sigan circulando por favor.