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Una pareja de Wyoming, EEUU, pretendía darle una lección de vida a su hijo Kendall, de 16 años. No querían que se entregara a la bebida como le ocurrió al padre biológico y ambos decidieron acompañarle a beber hasta que se cogiera una buena borrachera que le dejara un buena resaca.
Según algunos testigos, y aunque no está claro cuánto bebió el adolescente, durante dos horas ingirió tequila, cerveza y whisky.