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Como si fuera un efecto dominó, el FIFA Gate no deja de ofrecer detalles sobre los sobornos que se pagaron no sólo para otorgar derechos televisivos y comerciales, sino también para asignar sedes mundialistas. El estadounidense Chuck Blazer, ex número dos de la Concacaf y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, reconoció ante la justicia estadounidense que junto a otros funcionarios del organismo rector del fútbol mundial estuvo involucrado en sobornos para que Marruecos fuera elegida sede del Mundial de 1998, finalmente otorgado a Francia, y para que Sudáfrica albergara el anteúltimo Mundial, en 2010.
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