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Una tendencia ha crecido en los últimos años entre niños de Estados Unidos: beber gel antibacterial ya sea como forma de embriagarse o para cumplir un reto impuesto por sus compañeros.
Uno de esos casos es el Nhaijah Russell, de seis años, que ingirió tres o cuatro chorritos de un antiséptico de manos líquido con sabor a fresa cuando estaba en su escuela en Atlanta.
El gel contenía suficiente alcohol para emborracharla peligrosamente, llegó a urgencias barriendo las palabras y sin poder caminar.