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Hoy en día vivimos rodeados de sistemas de información que gestionan un gran número de procesos, muchos de ellos de gran criticidad. El sistema de misiles de Estados Unidos, el control del tráfico aéreo, la señalización ferroviaria o el sistema de frenos ABS de nuestro coche son algunos de los procesos que están gestionados por algún tipo de computadora y donde cualquier tipo de fallo puede resultar fatal por lo que, por norma general, este tipo de sistemas son sometidos a exhaustivas baterías de pruebas para verificar su buen funcionamiento antes de desplegarse. A pesar de las pruebas, a veces pueden conjugarse distintas condiciones que disparan algún bug no controlado que, en determinadas circunstancias, puede llegar a ser fatal y, precisamente, eso fue lo que le ocurrió la semana pasada a la empresa de inversiones Knight Capital donde un bug de software casi la lleva a la bancarrota y ha acarreado unas pérdidas de 440 millones de dólares.