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No hay duda: las elecciones son carísimas en México. Los gastos que van desde espectaculares hasta pintar bardas o repartir volantes son sumamente altos. Por ejemplo, un candidato a diputado de un distrito metropolitano puede gastarse en su campaña hasta millón 800 mil pesos en menos de dos meses, esto es 40% más que el tope de gastos de campaña permitido por el Instituto Electoral del Estado de Jalisco (IEPC). Sólo en gasolina, que suele ser uno de los gastos onerosos, los candidatos que aspiran a ocupar una curul pueden gastarse más de 150 mil pesos, y más si el diputado es candidato en un distrito extenso fuera de la Zona Metropolitana de Guadalajara, como el Distrito 1, que abarca desde Tala hasta Colotlán, o el distrito 17, que se extiende desde Ixtlahuacán hasta la Sierra del Tigre en Mazamitla. Esto significa que un aspirante que por ley sólo puede gastar un poco más un millón de pesos en su campaña, está obligado a rebasar el tope de gastos si quiere ser competitivo.
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