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El director de Obras Públicas de la Sedeur, Raúl Navarro Venegas, recibió duras críticas, al señalar que la muerte de Valeria, cuyo bebé resultó herido en el percance, fue prácticamente un designio divino, por lo que las autoridades nada podían hacer para evitarlo.
“Perdónenme, pero soy muy católico y [yo creo] que Dios nos tiene una rayita, de esa rayita no pasamos y ese es mi pensamiento”, expresó Navarro Venegas. El comentario desató los gritos de los colonos y el funcionario todavía pidió que lo dejaran terminar su idea. El alcalde electo de Tlaquepaque, Alfredo Barba Mariscal, le quitó el micrófono y trató de poner orden en la reunión que se realizó en un salón de fiestas de la calle Constitución de 1917.