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Un trozo de chatarra espacial obligó a tres astronautas de la estación espacial a buscar refugio el jueves. Normalmente, la NASA se entera con anticipación y la estación espacial se aparta del camino, pero el jueves no hubo tiempo para eso: la tripulación lo supo con una hora y media de anticipación. Durante casi una hora, el estadounidense y los dos rusos tuvieron que encerrarse en su nave Soyuz, acoplada a la Estación Espacial Internacional, para el caso de tener que huir rápidamente. El fragmento de un viejo satélite meteorológico ruso pasó finalmente a unos 2,500 metros, sin causar daños.