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Arte Urbano Graffiti Desde los principios de la humanidad, el hombre ha buscado apoyo en materias de expresión como su medio de desahogo. Puede ser por simple diversión, pero también, puede estar destinado a expandir opiniones frente a distintas temáticas que nos afectan, tanto como individuos o grupo social. Hoy en día, los medios de expresión son perfectamente clasificables. El más frecuente utilizado sería el periodístico; y me atrevo a decir, el más popular. Diarios, revistas, programas de TV, de radio, etc. Por supuesto todo tiene un límite. La censura tiene el rol de imponer ese límite que no siempre agrada a una mayoría. Otro medio en el que sus orígenes datan de miles de años atrás, es la pintura. Comenzó con los jeroglíficos de las cavernas y fue evolucionando hasta ser una de las más importantes ramas del arte. Pero no es ni de los diarios, ni de las pinturas de las que quiero hablar. Quiero plantear una problemática muy actual y que nos afecta a todos. Donde la libertad de expresión llegó a interferir en personas totalmente ajenas a su uso. Todos conocemos lo que son los Graffitis, aunque sea los hemos visto sin saber lo que son. Nacieron como simples “pintadas” en los metros de las principales ciudades del mundo, y fueron considerados, por muchos políticos y autoridades, como una verdadera plaga que había que exterminar. Pero en el siglo XXI, son aceptados como una expresión artística más y una seña de la cultura contemporánea. Si buscamos un poco de información sobre la historia de los Graffitis, nos encontraremos con afirmaciones como ésta. Se asegura que en una primera etapa, sus autores eran perseguidos y totalmente juzgados. Hoy en día, se ha popularizado tanto que ya no es la “pintada” de unos pocos; sino, el arte de una o más culturas. Las culturas tienen todo el derecho de expresarse. Eso nadie lo niega. El no permitirles hacer graffitis en ningún lado sería hacer con ellos lo mismo que hacen con nosotros: pasar a llevar sus derechos. El problema radica en el medio físico que ocupan para hacerlo. No pueden decir que la sociedad los censura. Para ello hay lugares especiales que se les administra para que puedan expresarse. Si no son suficientes, perfecto. Luchen por conseguir más, pero legalmente. Es fácil quedarse de brazos cruzados y acusar a las autoridades de represoras. Es fácil seguir cometiendo el delito a excusa de que no tienen suficiente apoyo. Pero yo me pregunto: ¿qué han hecho ustedes por ese apoyo? El día que vea a masas grandes en todo el mundo en protesta por la poca cantidad de lugares habilitados para hacer graffitis, y los gobiernos no los apoyen, ese día, quemaré este escrito y me uniré a ustedes. Porque no se trata de si me gustan o no sus dibujos, se trata de la preservación de nuestros derechos que nos llevan a una vida en sociedad más grata y prometedora. Hasta el momento los seguiré considerando unos vándalos. Todo depende de ustedes.