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La reunión de Enrique Peña Nieto con gobernadores de la izquierda, en un hotel de Santa Fe, fue la nota política de ayer. El singular cónclave ilustra lo lejos que estamos del clima de sobresalto que vivió el país hace seis años, antes de la toma de protesta de Felipe Calderón. En 2006, López Obrador se constituyó en el eje del peligroso conflicto poselectoral que se tradujo en el bloqueo de Reforma, asambleas informativas y la toma de tribuna en la Cámara de Diputados. El Peje sigue en la brega política. Va por el partido Morena. Ha repetido que no se jubila hasta que este país deje de ser mangoneado por 30 potentados. En otras palabras, se va a morir en activo. Ayer le preguntaron sobre los gobernadores que asistieron al cónclave de Santa Fe. El tabasqueño sacó a relucir su acidez. “Les deseo que salgan ilesos, que no les vaya a robar Peña Nieto la cartera…” A la reunión asistieron Miguel Mancera, jefe electo del Gobierno del DF; Graco Ramírez, gobernador de Morelos; Ángel Heladio Aguirre, de Guerrero; Gabino Cué, Oaxaca, y Arturo Núñez, mandatario electo de Tabasco. Los tres últimos ex priistas. Los cinco irán a la toma de protesta de Peña Nieto, el primero de diciembre próximo, según Graco.
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