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El 1 de julio, Jesús Zambrano Grijalva entraba y salía de la casa de campaña de Andrés Manuel López Obrador. Aunque trataba de dar una buena cara a la prensa que merodeaba el lugar, el presidente nacional del PRD lucía preocupado: las encuestas de salida daban al priista Enrique Peña Nieto la ventaja electoral. A casi una semana de la jornada electoral, el perredista ya está más sereno. Ya no viste ropa informal y se da el tiempo para vaticinar que México ya no será el mismo, porque lo que sucedió el pasado 1 de julio, es un parteaguas por la tendencia del voto, por la participación de los jóvenes -semejante a la movilización estudiantil de 1968- y por la obligación ciudadana de abrir una nueva etapa para hacer y entender la política.
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Nuevo Laredo: Las cinco notas policiacas del dia