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Colombia a pesar de tener una buena ubicación geográfica y por ende gozar de variedad de recursos naturales, no ha podido estructurar una agricultura estable y beneficiosa para los colombianos. La falta de un proyecto sólido de agricultura, ha sido causado por malas decisiones y proyectos que no conciben al campo como un sector principal, de igual manera estos inconvenientes se han visto envueltos en la guerra, que por más de cincuenta años le arrebatado el progreso al país. Para entender los problemas del agro se debe tener en cuenta el concepto de tierra. Puede afirmarse que la tierra es considerada como un instrumento de control de territorios y poblaciones, dado que en las sociedades con pocas oportunidades, la tierra se convierte en el medio de subsistencia. Siendo esta una condición que aprovechan los políticos y las élites para someter a los campesinos, indígenas y afrodescendientes. Cabe mencionar que en Colombia hay grandes debilidades para el buen uso de las tierras dentro de ellas se encuentra, la lenta transferencia tecnológica, los bajos niveles de instrucción, los problemas en calidad de los suelos, la baja inversión en tecnología, una infraestructura vial deficiente, problemas de titulación de tierras, baja capacidad de endeudamiento y distorsiones en el mercado de trabajo. Al lado de ello se presenta violencia e inseguridad, concentración en la propiedad, ausentismo de propietarios del suelo, pobreza y marginalidad, acumulación de tierras y poder político, competencia internacional, expansión de la minería, competitividad de cultivos ilícitos, contaminación de suelos y aguas (deforestación y deterioro de fuentes de agua) y aumento de costos de energía. Sin embargo, se pueden presentar fortalezas como la capacidad de adaptación del campesinado, diversidad de suelos, climas y productos, complementación entre los productos, disponibilidad de mano de obra, disponibilidad de productos autóctonos, abundancia relativa de aguas, mercado de alimentos en crecimiento, mercados externos con alta demanda, disponibilidad de áreas para la producción, integración con sectores no agrarios, cultivos y agricultura orgánica, productos del trópico y estacionalidad limitada. Es así como la tierra por su valor económico y social se ha convertido en un tema de disputas y enfrentamiento con grupos ilegales en las zonas rurales del país, lo cual ha llevado a que se cobren la vida de muchos y a otros se les arrebate la tranquilidad y sus bienes. Como lo expone Álvaro Balcázar y Carolina Rodríguez en el capítulo dos del libro “Políticas para el desarrollo de la agricultura”, al articularse los problemas de tierras con el conflicto armado se desencadenó desplazamiento e inseguridad en el campo, que a su vez trajo pobreza, altos costos en los alimentos y sobrepoblación en las ciudades. No obstante, como lo indica el documental Victoria Solano “9,70” la implementación de semillas transgénicas provocan que los campesinos queden sin formas de cultivar, ya sea por los costos o la abstención de cultivar de esta manera. Entonces resulta que no solo la violencia es un causante de la emigración hacia las ciudades y no se puede pensar en que el conflicto armado es el único actor que retrasa el desarrollo de la agricultura, sin embargo no se puede tampoco desconocer su fuerte influencia. Lo más importante es tomar conciencia acerca de la gravedad del problema de la agricultura colombiana y reconocer el campo como un escenario vital y a los campesinos, indígenas y afrodecendientes como protagonistas, lo cual nos permite dejar de ver el agro como algo inherente y apropiarnos de los problemas que aunque suceda fuera de la ciudad, nos repercuten.